jueves, 30 de junio de 2016

Quién sabe.

Un día recibimos el último mensaje de alguien, sin saber que será el último, y no lo valoramos lo suficiente porque creemos que llegarán más.

Ya no hay nada que hablar, y nos echamos de menos sin querer, por no darnos cuenta de que podría haber sido algo mejor si nos hubiésemos arriesgado a decir dos palabras, solo dos.

O quizás ya nada hubiese tenido sentido después de todo y estaremos mejor solos.

Quién sabe.

N

jueves, 9 de junio de 2016

La caída.

Quería volar,
pero me quedé quieta en el aire
porque no tenía tus alas.

Y caí,
pero no dolió
físicamente.

Y lloré,
pero no de amor,
sino de miedo.

Miedo a lo que venía,
a lo desconocido,
a no volverte a ver,
a no saber qué era la vida sin ti,
a no saber seguir.

Pero me di cuenta de todo lo que valía,
contigo
o sin ti.

Que nadie muere de amor
y nadie vive de él.

Todo vuelve a ponerse en pie tras la caída,
con ayuda
o a solas.

N.

Y el punto final.

Podría haber hecho una lista de deseos,
en las que pones miles de ellos,
pero a mí me hubiese sobrado papel
porque tu nombre solo ocupa cuatro letras
y el punto final.

N.

Puede ser.

Puede ser que todavía te eche de menos.
a ti,
o al sentimiento de tenerte.

Puede ser que mi planeta siga dando vueltas alrededor de ti,
o quizás tú seas el planeta
y des vueltas a mi alrededor,
sin dejarme olvidar tus ojos,
pequeños e intensos.

Puede ser que la suerte no nos quiera unir más,
o que todo nos separe.

Puede ser que te mire a escondidas
todos los días.

Puede ser que borre el mensaje que quiero enviarte,
una y otra vez.

Puede ser que seas irreemplazable
o yo no quiera reemplazarte.

N.