jueves, 30 de junio de 2016

Quién sabe.

Un día recibimos el último mensaje de alguien, sin saber que será el último, y no lo valoramos lo suficiente porque creemos que llegarán más.

Ya no hay nada que hablar, y nos echamos de menos sin querer, por no darnos cuenta de que podría haber sido algo mejor si nos hubiésemos arriesgado a decir dos palabras, solo dos.

O quizás ya nada hubiese tenido sentido después de todo y estaremos mejor solos.

Quién sabe.

N

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