miércoles, 31 de mayo de 2017

¿Por qué intentar ser igual que otros?

¿Y si todos nos quisiésemos? ¿Y si le plantásemos cara a la sociedad? ¿Y si rompiésemos todas las reglas?
¿Por qué tiene alguien el derecho de venir a decir que no somos suficiente? ¿Por qué se lo permitimos y nos ofendemos?
La belleza es, según mi punto de vista, lo más subjetivo que existe. Yo me puedo ver guapísima y al día siguiente pensar que mi cara es un asco. A mí me pueden gustar diez chicos considerados feos por los demás, pero parecerme perfectos. Podemos desear el "cuerpo perfecto" de otros, sin darnos cuenta de que somos maravillosos, de que nos podemos querer seamos como seamos, que nadie puede decirnos que estamos demasiado gordos o que estamos muy delgados. Nadie puede decirnos que ese vestido nos sienta mal o que estaríamos mejor sin maquillaje.
No podemos dejar que hagan eso con nosotros, porque nos quieren hacer a todos iguales. ¿Y qué gracia tiene ser igual que los demás? ¿Por qué la gente quiere ser como Kendall Jenner o como Justin Bieber? Porque nos lo han vendido, nos han dicho que las personas así gustan más porque son guapos y tienen cuerpazos, porque está mal salirse de los estereotipos y porque aunque la gente se esfuerce por parecerse, es lo único que logran. No pueden ser como ellos, porque cada persona es única. Cada persona tiene algo especial, ¿qué más da que seas una chica demasiado alta o un chico demasiado bajito? ¿A quién le importa si te depilas o no el cuerpo entero? ¿Por qué no puedes llevar la ropa que te dé la gana? ¿Por qué la gente blanca tiene que ser mejor que la negra?
No importa la piel, el peso, la estatura, NADA DE LO QUE NOS HAN METIDO EN LA CABEZA ES LO ÚNICO QUE ESTÁ BIEN. SI TÚ TE VES BIEN Y PRECIOSO, ES QUE LO ERES. SI TUS AMIGOS, FAMILIA, PAREJA TE DICEN QUE ERES PRECIOSO TE LO TIENES QUE CREER, PORQUE,QUE TE SALGAS DE LOS CÁNONES DE BELLEZA NO QUIERE DECIR QUE SEAS INFERIOR O QUE NO SEAS GUAPO. QUIERE DECIR QUE NO ERES IGUAL QUE LOS DEMÁS, QUIERE DECIR QUE TAMBIÉN ERES GENIAL Y LO SEGUIRÁS SIENDO SEAS COMO SEAS.
Al fin y al cabo lo que importa es cómo eres por dentro, sé que es un topicazo, pero es la verdad. Si eres una buena persona y eres increíble por dentro eso se refleja por fuera y por mucho que intenten hacerte ver que solo X personas son felices con su cuerpo y con su vida, no es real. Se puede ser feliz siempre si te quieres.
No estoy hablando por hablar, yo antes no me daba cuenta de esto, pensaba que si no tenía una talla 36 no iba a llegar a ninguna parte, pensaba que todo el mundo me iba a despreciar, pero adivinad: estaba equivocada. Tengo a personas maravillosas a mi alrededor que me quieren y me querrían aunque tuviese diez orejas.
Lo común es aburrido y nada emocionante, ¿por qué conformarnos con ello? Podemos ser como queramos, ¿por qué intentar ser igual que otros?

martes, 30 de mayo de 2017

Merece la pena.

Sí, estoy pensando en ti como de costumbre.

Pero esta vez no estoy triste, desde que has vuelto la tristeza es la que me ha abandonado y mi risa ha vuelto a aparecer por todas partes junto a la tuya.

Ojalá hubiese mandado el mensaje antes y no después de un año, pero ha merecido la pena volver a tener tus brazos alrededor de mí.

Hay veces que tenemos que tragarnos el orgullo y dar la razón aunque no la tengan, hay que arriesgarse y tirarse de cabeza, mandar los mensajes reservados y decir que echamos de menos a las personas porque si no, no se van a dar cuenta nunca.

Si ya tenemos el no, ¿por qué no vamos a buscar el si, que es mejor?

Las segundas oportunidades no caen del cielo.

Aunque el negro parezca negro, siempre lleva un poco de luz en el interior, igual que tú y que yo e igual que los errores que cometemos y no nos dejan avanzar.

Si quieres a alguien en tu vida, haz que se quede, pídeselo, habla, el silencio sólo nos hace pensar y dudar. Podrías estar abrazando a la persona que echas de menos y en cambio estás llorando porque se ha ido. Sé que cuesta, yo he tardado un año y medio, pero cuando vuelves a ver sus ojos de cerca y sonreís al verlos te das cuenta de que merece la pena arriesgarlo todo.

N.

Sin título.

La ropa sigue amontonándose en la silla, igual que se amontonan los borradores que nunca te mando con las palabras que siempre quiero decir y no puedo.

Sigo cerrando los ojos cada vez que llaman al telefonillo y espero oír tu voz, que nunca viene a verme.

He acumulado un vaso de lágrimas que nunca me atrevo a tirar y me recuerda tu ausencia cada diez minutos o cada dos, depende del día.

También tengo todos nuestros recuerdos en una carpeta bien archivada en mi cerebro y de vez en cuando veo a ver si están todos en orden, por si necesito reír o llorar.

Y no miento, sigo leyendo nuestras conversaciones una y otra vez, te veo sonriendo en las fotos y sonrío aunque por dentro grite porque sé que no sonríes conmigo.

Aún recuerdo el verano, los paseos por el lago y tú voz antes de dormir, las llamadas de madrugada y tu cabeza en mi almohada.

Sé que soy tonta por dejarte dar vueltas en mi cabeza, pero me niego a admitir que por mi culpa te has tenido que ir.

N.

sábado, 6 de mayo de 2017

Me pregunto.

Debería preguntarte si crees en las casualidades o crees más en el destino, si eres más de perros o de gatos, si te gusta el colacao o el nesquick...

La verdad es que debería preguntarte mil cosas más, como por ejemplo cuál es tu color favorito, qué música escuchas cuando estás triste, qué comerías por el resto de tu vida, qué opinas del amor a primera vista y de la chica que se quedaría mirándote tres horas mientras respondes preguntas absurdas porque cree que eres lo más bonito que tiene enfrente, aunque a un metro de vosotros esté el mar y el sol esté cayendo.

Hay mil cosas de las que no nos damos cuenta, como de que nuestra mano se ha rozado tres veces en ocho minutos o que tengas un mechón de pelo descolocado por el viento.

A mí me encanta fijarme en los pequeños detalles, como los destellos dorados de tus ojos o el hoyuelo que se te forma en la mejilla al reírte de verdad.

Por eso, me encantaría saber cada tontería que te gusta y cada pensamiento que te pasa por la cabeza un domingo por la noche.

Aunque tú ya me lo digas todo con la sonrisa sin necesidad de pronunciar ni una letra.