martes, 30 de mayo de 2017

Sin título.

La ropa sigue amontonándose en la silla, igual que se amontonan los borradores que nunca te mando con las palabras que siempre quiero decir y no puedo.

Sigo cerrando los ojos cada vez que llaman al telefonillo y espero oír tu voz, que nunca viene a verme.

He acumulado un vaso de lágrimas que nunca me atrevo a tirar y me recuerda tu ausencia cada diez minutos o cada dos, depende del día.

También tengo todos nuestros recuerdos en una carpeta bien archivada en mi cerebro y de vez en cuando veo a ver si están todos en orden, por si necesito reír o llorar.

Y no miento, sigo leyendo nuestras conversaciones una y otra vez, te veo sonriendo en las fotos y sonrío aunque por dentro grite porque sé que no sonríes conmigo.

Aún recuerdo el verano, los paseos por el lago y tú voz antes de dormir, las llamadas de madrugada y tu cabeza en mi almohada.

Sé que soy tonta por dejarte dar vueltas en mi cabeza, pero me niego a admitir que por mi culpa te has tenido que ir.

N.

No hay comentarios:

Publicar un comentario