miércoles, 21 de febrero de 2018

¿Y si sí?

La ropa sigue amontonándose en la silla, igual que se amontonan los borradores que nunca te mando con las palabras que siempre quiero decir y no puedo.
Sigo cerrando los ojos cada vez que suena el telefonillo y espero escuchar tu voz, que nunca viene a verme.
He acumulado un vaso de lágrimas que nunca me atrevo a tirar y me recuerda tu ausencia cada diez minutos, o cada dos; depende del día.
También tengo todos nuestros recuerdos en una carpeta bien archivada en mi cerebro y de vez en cuando la reviso para comprobar que están todos en orden, por si necesito llorar o reír.
Y no miento, sigo leyendo nuestras conversaciones una y otra vez, te veo sonriendo en las fotos y sonrío aunque por dentro grite porque sé que no sonríes conmigo.
¿Y si siempre fue sí pero nos convencimos a nosotros mismos de que era no?